“Soy santiaguera, del Realengo 18, por eso me siento más contenta de hacer este trabajo, porque con mis raíces he conocido el mundo”. – así se presenta Silvina Fabars, quien hace dos días ostenta el Premio Nacional de Danza, una noticia que conoció mientras impartía una clase en la ciudad de Camagüey.
“Hace treinta años que estoy haciendo este trabajo, todos los conjuntos folclóricos de este país han pasado por mis manos. No es satisfacción ni orgullo banal, es una alegría de ver cómo han crecido mis hijos”- confiesa al mirar el espacio Rumba abierta, que con motivo de la XIV Temporada A tiempo con la danza propicia la actuación en plena calle de las compañías Ocho Pam Yrawó, de Ciego de Ávila y Onilé, de Las Tunas. Sigue leyendo