Las mujeres nos sentimos presionadas todo el tiempo, por la sociedad -a veces también por nosotras mismas- a estar más gordas o más delgadas, según las pautas del lugar donde vivimos o las últimas tendencias de la moda .
En Cuba es común que la gente asuma el peso corporal de las féminas como una muestra de su estado: si estás flaca eres infeliz, estás enferma o irremediablemente sufres mal de amores. Si estás gordita, te va muy bien en la vida y tienes una salud de hierro.
Por ejemplo, mi abuela afirma que «la gordura es la hermosura y la flaquencia, la indecencia». Mientras, otros, los menos en esta isla caribeña, defienden los cuerpos de las modelos de pasarela como patrones de belleza. Sigue leyendo